13 de octubre de 2010

"Rio de Janeiro"



En lo alto de la noche de Río de Janeiro, luminoso,
generoso, el Cristo del Corcovado extiende sus brazos.
Bajo esos brazos encuentran amparo los nietos de los
esclavos.

Una mujer descalza mira al Cristo, desde muy abajo,
y señalándole el fulgor, muy tristemente dice:
- Ya no va a estar. Me han dicho que lo van a sacar de
aquí.
- No te preocupes -le asegura una vecina-. No te preocupes:
Él vuelve.
A muchos mata la policía, y a muchos más la economía.
En la ciudad violenta, resuenan balazos y también
tambores: los tambores, ansiosos de consuelo y de venganza,
llaman a los dioses africanos. Cristo sólo no alcanza.

"Crónica de la ciudad de Río", E. Galeano, El libro de los abrazos

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