27 de febrero de 2010

"El Aprendizaje"



"La velocidad nos ayuda a apurar los tragos amargos. Pero esto no significa que siempre debamos ser veloces. En los buenos momentos de la vida, más bien conviene demorarse. Tal parece que para vivir sabiamente hay que tener más de una velocidad. Premura en lo que molesta, lentitud en lo que es placentero. Entre las cosas que parecen acelerarse figura -inexplicablemente- la adquisición de conocimientos. En los últimos años han aparecido en nuestro medio numerosos institutos y establecimientos que enseñan cosas con toda rapidez:

“….haga el bachillerato en 6 meses,
vuélvase perito mercantil en 3 semanas,
avívese de golpe en 5 días,
alcance el doctorado en 10 minutos…..”

Quizá se supriman algunos… detalles. ¿Qué detalles? Desconfío.
Yo he pasado 7 años de mi vida en la escuela primaria, 5 en el colegio secundario y 4 en la universidad. Y a pesar de que he malgastado algunas horas tirando tinteros al aire, fumando en el baño o haciendo rimas chuscas.Y no creo que ningún genio recorra en un ratito el camino que a mí me llevó decenios.

¿Por qué florecen estos apurones educativos?
Quizá por el ansia de recompensa inmediata que tiene la gente. A nadie le gusta esperar. Todos quieren cosechar, aún sin haber sembrado. Es una lamentable característica que viene acompañando a los hombres desde hace milenios.
A causa de este sentimiento algunos se hacen chorros. Otros abandonan la ingeniería para levantar quiniela. Otros se resisten a leer las historietas que continúan en el próximo número. Por esta misma ansiedad es que tienen éxito las novelas cortas, los teleteatros unitarios, los copetines al paso, las “señoritas livianas”, los concursos de cantores, los libros condensados, las máquinas de tejer, las licuadoras y en general, todo aquello que ahorre la espera y nos permita recibir mucho entregando poco.

Todos nosotros habremos conocido un número prodigioso de sujetos que quisieran ser ingenieros, pero no soportan las funciones trigonométricas.
O que se mueren por tocar la guitarra, pero no están dispuestos a perder un segundo en el solfeo.
O que le hubiera encantado leer a Dostoievsky, pero les parecen muy extensos sus libros.
Lo que en realidad quieren estos sujetos es disfrutar de los beneficios de cada una de esas actividades, sin pagar nada a cambio.
[...]
El que verdaderamente tiene vocación de guitarrista jamás preguntará en cuanto tiempo alcanzará a acompañar la zamba de Vargas. “Nunca termina uno de aprender” reza un viejo y amable lugar común. Y es cierto, caballeros, es cierto.

Aquí conviene puntualizar algunas excepciones. No todas las disciplinas son de aprendizaje grato, y en alguna de ellas valdría la pena una aceleración.
Hay cosas que deberían aprenderse en un instante.
El olvido, sin ir más lejos.
He conocido señores que han penado durante largos años tratando de olvidar a damas de poca monta (es un decir).
[...]

Otro curso muy indicado sería el de humildad.
Habitualmente se necesitan largas décadas de desengaños, frustraciones y fracasos para que un señor soberbio entienda que no es tan pícaro como él supone. Todos -el soberbio y sus víctimas- podrían ahorrarse centenares de episodios insoportables con un buen sistema de humillación instantánea.
Hay -además- cursos acelerados que tienen una efectividad probada a lo largo de los siglos. Tal es el caso de los “sistemas para enseñar lo que es bueno”, “a respetar, quién es uno”, etc.
Todos estos cursos comienzan con la frase “Yo te voy a enseñar” y terminan con un castañazo. Son rápidos, efectivos y terminantes.

Las carreras cortas y los cursillos que hemos venido denostando a lo largo de este opúsculo tienen su utilidad, no lo niego. Todos sabemos que hay muchos que han perdido el tren de la ilustración y no por negligencia. Todos tienen derecho a recuperar el tiempo perdido. Y la ignorancia es demasiado castigo para quienes tenían que laburar mientras uno estudiaba.
Pero los otros, los buscadores de éxito fácil y rápido, no merecen la preocupación de nadie. Todo tiene su costo y el que no quiere afrontarlo es un garronero de la vida.
De manera que aquel que no se sienta con ánimo de vivir la maravillosa aventura de aprender, es mejor que no aprenda.

Yo propongo a todos los amantes sinceros del conocimiento el establecimiento de cursos prolongadísimos, con anuncios en todos los periódicos y en las estaciones del subterráneo.
“Aprenda a tocar la flauta en 100 años”
“Aprenda a vivir durante toda la vida”
“Aprenda. No le prometemos nada, ni el éxito, ni la felicidad,
ni el dinero. Ni siquiera la sabiduría.
Tan solo los deliciosos sobresaltos del aprendizaje”

Fragmento de Alejandro Dolina

11 de febrero de 2010

"Rumbo al desastre (Opinion sobre la cumbre en Copenhague)"


"[...] Por eso es por lo que la ecología y el capitalismo se niegan mutuamente. o hay acuerdo posible. El discurso ecológico busca el equilibro de todos los factores, la sinergia con la naturaleza y el espíritu de cooperación. El capitalismo rompe con el equilibrio al sobreponerse a la naturaleza, establece una competición feroz entre todos y pretende sacar de la Tierra todo lo posible, hasta que ésta no pueda ya sostenerse. Si asume el discurso ecológico... es para hacer lucro con él.

Además, el capitalismo es incompatible con la vida. La vida pide cuidado y cooperación. El capitalismo sacrifica vidas, crea trabajadores que son verdaderos esclavos “pro témpore”, y adopta el trabajo infantil en varios países.

Los negociadores y los líderes políticos en Copenhague fueron rehenes de este sistema, que trafica, quiere obtener lucros, no duda en poner en riesgo el futuro de la vida. Su tendencia es auto-suicida. ¿Qué acuerdo podrá haber entre los lobos y los corderos, o sea, entre la naturaleza que clama pidiendo respeto y los que la devastan sin piedad?

Por eso, quien entiende la lógica del capital, no se sorprende con el fracaso de la COP-15 en Copenhague. EL único que levantó la voz, solitaria, como un «loco en una sociedad de "sabios", fue el Presidente Evo Morales, de Bolivia. "O superamos el capitalismo, o destruirá la Madre Tierra".

Nos guste o no nos guste, ésta es la pura verdad. Copenhague quitó la máscara del capitalismo, incapaz de conseguir consensos porque poco le importa la vida y la Tierra, sino las ventajas y los lucros materiales."


Opinion del economista Leonardo Boff sobre la cumbre en Copenhague (supuesta cumbre para evitar la contaminacion generada por los paises ricos y soportada por los países pobres)

3 de febrero de 2010

"Huelga de amores"



"Ellos vinieron, nos encubrieron;
aquí encontraron, dioses que danzan. 
Ellos vinieron, nos encubrieron;
aquí encontraron, dioses que danzan.

  Y nos dijeron: "cerra los ojos,
dame la tierra, toma la biblia".

 
Huelga de amores, huelga de amores,
huelga de amores, en el paseo las flores.
 
Patriotas importados, nativos sin orejas. 
Patriotas importados, nativos sin orejas. 
La muerte grita: tierra. Y el canto: chacarera. 
La muerte grita: tierra. Y el canto: chacarera.
Y nos dijeron: "Tiempo es dinero,
y en esta tierra sos extranjero"

 
Huelga de amores, huelga de amores,
huelga de amores, en el paseo las flores.
 
La historia escrita por vencedores,
no pudo hacer callar a los tambores.
La historia escrita por vencedores,
no pudo hacer callar a los tambores."


Divididos, "Huelga de Amores", Cd. La Era de la Boludez, 1993.